Un gran trabajo por el posible ascenso, un esfuerzo extra para lograr esas vacaciones esperadas, una noche sin dormir para rendir ese exámen, una noche sin salida por que al otro día se compite, un esfuerzo más en los últimos kilómetros de carrera antes de llegar a la meta y así podemos enumerar cientos de ejemplos donde la motivación es un componente que contribuye de form importante a la posibilidad de llevar adelante tales esfuerzos.
Ahora, ¿que pasa cuando la motivación no está presente y la recompensa está tan lejos que no podemos utilizarla para motivarnos?
Que recompensa podemos encontrar cuando tomamos la decisión de alimentarnos saludablemente para perder peso sabiendo que el resultado quizás no aparezca hasta pasados algunos meses? o esa persona que tomó la decisión de correr una carrera de 10 km cuando hace muchos años que se encuentra atrapada en el sedentarismo?
En primer lugar, imaginar el resultado logrado es quien puede ofrecerme el impulso de comenzar, pero cuando pasan los días se vuelve increíblemente difícil de sostener ese esfuerzo, porque la recompensa está puesta solo en el resultado final y ese resultado al estar tan lejano, deja de tener fuerza de impulso para mantenerme en ese camino.
Cuantas personas conocemos (quizas nosotros) que van cambiando de "dieta", de nutricionista, de gimnasio, de actividad de ejercicio, de trabajo; para seguir encontrando motivación?. Ese es un camino de falsa ilusión donde casi siempre se termina en el mismo lugar donde empezamos o peor.
Estas son algunas de las frases que comienzan a hacerse "mantras" en nuestro día a día cuando repetimos una y otra vez los mismos errores.
- Para mi cuerpo eso no funciona...
- A mi me hacen mal estos ejercicios...
- Yo no sirvo para esa actividad...
- Me caen mal esos alimentos...
- Mi cuerpo necesita azúcar porque sino no funciona...
¿Cómo solucionarlo?
Simple, con el poder de la repetición:
Hacer lo mínimo y hacerlo. No importa si es sin motivación, sin reconocimiento, sin deseo, solamente me presento a hacer lo mínimo.
Nuestro organismo es sabio... cuando repetimos lo suficiente algo que no nos gusta o nos incomoda, nos regala algo llamado adaptación... nos podemos adaptar a eso y lo hace de 2 formas.
La primera es regalándonos neuroquímicos de placer inmediato por hacer eso sin ganas, deseo o motivación (dopamina).
Te doy un ejemplo:
- No tengo ganas de ordenar mi habitación que es un desorden, sin embargo comienzo a hacerlo y a medida que voy terminando me voy motivando porque voy percibiendo el resultado muy cerquita y al terminar de ordenar, nuevamente libero estos neuroquímicos (principalmente dopamina) que me hacen sentir muy bien al terminar mi tarea.
La segunda es que si repito esa acción lo suficiente y de forma frecuente, el mecanismo de recompensa se vuelve aún mejor todavía, porque cuando tengamos la intención de volver a ordenar la habitación, como recuerdo cómo me voy a sentir cuando lo termine, mi organismo me regala un pico de "dopamina" antes de comenzar con la acción, que me estimula a ir a hacer la tarea porque me anticipa lo que voy a sentir al finalizar la misma. (conocé como estimimular la recompensa en el ejercicio haciendo clic acá)
Si te golpean fuerte con un bate de madera en la tibia, esta se va a quebrar. Ahora si todos los días te golpean muchas veces en diferentes lugares de la tibia con el mismo bate pero a una intensidad que no te lastime, con el paso del tiempo, el hueso, la piel y los tendones se van poner tan fuertes que cuando vuelvan a golpear fuertemente con el bate sobre tu tibia, el que se va a quebrar va a ser el bate de madera.
Ese es el verdadero poder de la repetición.
Un ejercicio ordinario repetido de forma consistente a través del tiempo te puede llevar a resultados extraordinarios.
Un ejercicio extraordinario que no se repite frecuentemente nos puede proporcionar resultados ordinarios.
(conocé como estimimular la recompensa en el ejercicio haciendo clic acá)
Santiago Vimo
